lunes, 3 de noviembre de 2014

Mujeres como esclavas; NUNCA MAS !!!!!


¡Avanzar la lucha por la liberación de la mujer!




La opresión de la mujer surgió hace miles de años junto a la división de la sociedad entre clases explotadas y explotadoras y es uno de los soportes de todas las sociedades basadas en la explotación. Por eso, la lucha para erradicar de una vez por todas la opresión de la mujer tiene enorme importancia y será una fuerza impulsora decisiva en el desarrollo y avance hacia la meta, necesaria y posible, de una sociedad libre de todo tipo de explotación y opresión por todo el mundo. Pero de ninguna manera es algo a dejar “para después”.

En la transición revolucionaria hacia tal sociedad, la lucha por establecer y concretar en la práctica la plena igualdad legal para la mujer —y los derechos y libertades básicos que son esenciales para la emancipación de la mujer, tales como la libertad reproductiva, incluyendo el derecho al aborto al igual que el control de la natalidad—, tiene que ir acompañada con aumentar cada vez más su participación con cada vez menos trabas, en pie de igualdad con el hombre, en todas las esferas de la sociedad y con propagar y popularizar la necesidad y la importancia de arrancar de raíz y superar todas las expresiones y manifestaciones del patriarcado y la supremacía masculina que queden en las relaciones económicas y sociales y en las esferas de la política, la ideología y la cultura.

Es que toda clase opresora necesita no sólo de la dominación en sí misma sino también de una ideología de la dominación. A la par de reforzarse la subyugación de la mujer, ésta se oculta o justifica con el determinismo —tanto el biológico como el cultural—, la religión y la seudociencia, y los medios de comunicación y el aparato educativo han jugado un papel clave en esto. En comparación a lo que se les ha hecho a las mujeres, no existe ningún otro grupo de la sociedad que sea tan sistemáticamente vilipendiado y deshonrado de tal forma que se ha vuelto aceptable (o ampliamente aceptado) como parte importante de la vida y la cultura “dominante”, tal como sucede de una manera concentrada a través de la pornografía y las imágenes y mensajes sumamente degradantes y humillantes acerca de las mujeres que se difunden masivamente y en una escala aterradora (ahora principalmente por internet), inclusive en la forma en que la pornografía presenta en masa la dominación sexual sádica y violenta de las mujeres.

La cultura en general ha sido pornificada y eso va de la mano y refuerza la compraventa de millones de mujeres y jóvenes como propiedad esclavizada en la “industria” internacional del sexo. Hoy la manera en que la pornografía representa a las mujeres —la exhibición de las mujeres en un estado de degradación para la excitación de los espectadores— incluyendo la brutalidad y violencia grotesca contra las mujeres que contiene una buena parte de esto, es un medio a través del cual todas las mujeres son denigradas y degradadas. Y no es sólo como se las representa. La violación, las golpizas, la humillación han alcanzado el nivel de epidemia, en el país y en el mundo. Y, para completar, cuando una mujer es violada, humillada y desdeñada, cuando una mujer es golpeada o asesinada, además se le hace sentir con frecuencia que es su culpa.

En Colombia cada 4 días muere una mujer a manos de su marido. En México, cada 4 minutos una mujer es violada. En Sudáfrica, 4 de cada 10 mujeres son víctimas de violación. En Estados Unidos cada 15 segundos una mujer es golpeada y cada día de 3 a 4 mujeres encuentran la muerte a manos de su pareja. Durante la guerra del Congo (entre 1998-2003), cada hora fueron violadas 48 mujeres. En las sociedades controladas por los fundamentalistas religiosos, como el Afganistán ocupado por Estados Unidos, una niña que quiere aprender a leer tal vez no pueda ir a la escuela o no la dejarán salir de su casa por temor de que le echen ácido en la cara, y cuando ocurre una violación se castiga a la víctima… Son cientos y cientos de millones de mujeres que viven es países en los que en esencia no es posible hacerse un aborto legal y seguro y, bajo coacción y la violencia tienen que parir en contra de su voluntad, o verse abocadas a arriesgar la vida en abortos inseguros e ilegales.

Millones de mujeres en el mundo son reducidas a la esclavitud doméstica; millones del tercer mundo se desplazan a los países ricos a ser niñeras, teniendo que dejar atrás en muchos casos a sus hijos; millones son lanzadas a la explotación asalariada capitalista o bajo formas semifeudales, pero también deben seguir soportando la carga del trabajo doméstico. Y deben soportar también “modernas” formas de degradación, cosificación y mercantilización.






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